Casa de Pepe Lui

José “Pepe” Luis Molinuevo fue colaborador del grupo de Luca Prodan y amigo de Diego Arnedo, Germán Daffunchio y Alejandro Sokol, quienes frecuentaban su casa de manera habitual. Excéntrico, artesano, melómano y bohemio, escribió relatos, participó de programas radiales y asistió a diversas bandas de la zona. Murió en Córdoba, bajo circunstancias poco claras, la noche del 31 de diciembre de 1999. Divididos le dedicó su canción “Pepe Lui” en el disco Vengo del placard de otro, editado en 2002. Los exteriores del videoclip de ese tema fueron filmados en Hurlingham. Previamente, se conjetura que José Luis ya había sido mencionado por Sumo en “Mañana en el abasto” de After chabón de 1987, y en “Para con la papa” incluido en Para qué? de 1998 de Las Pelotas.

Cuando decidimos el segundo corte del disco que era esta canción que le hicimos a Pepe e hicimos el clip, los realizadores hablaron conmigo por ser la persona más relacionada con Pepe de la banda, querían que les haga comentarios para poder atar cabos y hacer una situación estética de tres minutos en imágenes.
Cuando terminaron el guión había que hacer las tomas y tuvieron que venir a filmar durante dos días a Hurlingham porque la letra decía “va Pepe Lui, por la estación Eduardo Vi”
antes la calle Jauretche se llamaba Eduardo VII y cada tanto nos encontrábamos con alguno que preguntaba: “¿señor conoce la calle Eduardo Vi?”. Se filmó en la estación de Hurlingham y en la cortada que está a una cuadra de la estación, ahí filmamos una escena donde Pepe va con el radiograbador y cae del cielo una lluvia de casetes, me resultó muy poético teniendo en cuenta la relación que él tenía con el radiograbador y sobre todo con esos casetes que identificaban la época. Me marcó la zona, el lugar, la gente que uno conoció y que después por hechos mágicos de la vida terminan en una canción y que esa canción termina después en la gente y luego la gente te devuelve a vos. 
Cuando se realizó el casting para buscar el actor que hizo de pepe ya no estaba, luego cuando estábamos filmando y tuve que ir a probarme una ropa para usar en el clip, abrí una puerta y me encontré con el flaco Pepe que venía como diciendo “acá estoy”, con su remera de Curupaytí y todo lo que yo antes había comentado que era su ropa, encontraron un actor muy parecido; yo me ponía mi ropa para actuar, él se ponía su ropa para actuar y fue un momento muy loco; después me quedé un rato con el actor y él me decía: “No puedo creer estar con vos, es que soy un fan de la banda” y yo le decía: “Yo tampoco lo puedo creer, estar con él flaco Pepe un rato”. 

Con Pepe Luis nos encontrábamos como se encuentran dos vecinos, y nos divertíamos, no había una consigna puntual de nada, éramos muy parecidos en algunas cosas, se juntaban químicas con ironía y ganas de divertirse; escuchábamos música, él tenía en un mueble de su vieja muchos casetes y cd´s, te invitaba a escuchar música, algo que se ha perdido bastante.  
También nos poníamos a escribir, empezábamos con algunas frases, después seguíamos, nos parecía divertido, muchas veces yo le decía cosas, y él las escribía, le gustaba tomar nota como si hubiese sido un editor. Lo que destaco más que nada son las ilusiones y el deseo de transferir pensamientos al papel, algunas ideas de ahí pasaron a alguna que otra frase de las canciones de Divididos. Estábamos jugando a poder exteriorizar y comprendernos con un mundo con el que estábamos de acuerdo con algunas cosas y en otras no, el flaco fue un compañero de nuestra locura, la locura de una generación, muchos estaban haciendo lo mismo y algunos hoy están como yo y otros no están, como Pepe, por los designios de la vida, tanto él como Luca son gente ganada y que están enfocadas en la realidad de este lugar, Hurlingham, donde a mí me ha pasado todo e incluso es donde nací, es como si hubiera una fuerza centrípeta.  
Una noche de verano, me llamó y con su linterna encendida me dijo; “vamos a ver a Saporiti”, me llevó a su jardín, yo no sabía de qué estaba hablando, entendí que íbamos a ver a un sapo, pero lo insólito es que fuimos y estaba el sapo pegándose un baño en su bañadera –una lata de Nesquik– con las patas delanteras apoyadas en el borde como si fuera Calígula y el flaco con la linterna le hablaba a su más querido animal, fue un momento único, eran las cosas mágicas que tenía él como mucha gente de esa época que estaba por suerte mirando también para otros lados. 

Su vida estaba vinculada a lo artesanal, lo que la ata más que nada a la canción es el alambre, hacer algo con las manos llevaba mucho tiempo porque había mucho tiempo… viendo a la distancia creo que todos los que hacíamos algo queríamos hacer, más allá de la masividad, lo que eran los proyectos de las cosas así hechas por pasos sin fabricación, no me imagino ahora querer resolver las cosas de esa manera que no era como la hacían nuestros padres. 

En la canción, que después lo muestra el clip, está la imagen de Pepe amándonos a nosotros y nosotros funcionamos candado la canción desde la construcción, la idea es la de que él construyó el principio de lo que después fue su propia canción, es como entender que cada uno está componiendo su propia canción, aunque después no vaya a un disco cada uno está construyendo su destino. 
La gente que no está, como Pepe o Luca se convirtieron en espíritus fuertes y que resuelven también en la vida de los vivos, están dando vueltas continuamente y para mi consciencia están vivos, por eso uno los quiere, de alguna manera uno convive con ellos y siguen pasando cosas porque ellos siguen estando, esta gente que fue mágica, yo tuve la suerte de estar con ellos, en el caso de Luca hacer música y en el de Pepe escribir, hacer cosas mágicas y comprender realidades que a veces una generación muy difícil no las pudo entender, estábamos potenciando una locura para poder entendernos de una locura mayor que fue mucho más nociva, era una locura dentro de una locura, la estábamos comprendiendo.

Testimonio de Diego Arnedo a Eduardo Fortunato para la revista Hurlingham Casaxcasa (2003)