Sala de ensayo de Rubén Caballero

En esta ubicación quedaba la casa del sonidista, productor y gestor cultural Rubén “Indio” Caballero. A comienzos de la década del 70, su hogar se había convertido en un punto de reunión para varios jóvenes rockeros de la ciudad. Fruto de esos encuentros, se terminó improvisando una suerte de sala de ensayo donde, eventualmente, se daban cita algunos de los primeros conjuntos de la zona tales como Salmos, Deseos de Merlín y Barba Rock.

En esa época nos juntábamos en Yucatán, que era casi lo único que había. A quienes nos gustaba el rock, nos diferenciábamos ya por la manera de vestirnos, la ropa que usábamos, tener el pelo largo. Salíamos mucho, íbamos a ver recitales de Almendra, Manal y Vox Dei. Y como varios tocaban instrumentos, y además lo hacían muy bien, un día nos fuimos a mi casa de entonces, en Parque Quirno. En el fondo estaba mi pieza, con una cama de una plaza, un modular y un equipo de audio con el que escuchábamos música. Teníamos un amigo que, como sus padres eran ingleses, siempre conseguía discos de lo mejor de ese momento. Mucho rock británico y, por supuesto,  también Pescado Rabioso, que nos había partido la cabeza. Una noche corrimos las cosas y se empezó a zapar. Ahí se armó Salmos y Deseos de Merlín. De la fusión de ambos grupos, creamos Barba Rock, una especie de banda tributo de Spinetta con la que llegamos a tocar en los corsos de Hurlingham, entre las murgas, y hasta nos pagaban. Yo ya me ocupaba de arreglar las fechas, llevar los equipos, preparar el sonido. Me acuerdo de que íbamos en un Rastrojero todo cargado. Pero Salmos era el proyecto más serio, que se creó para salir a tocar. Y tocamos mucho, sobre todo en Capital, sonaba muy bien.

Testimonio de Rubén “Indio” Caballero (2025)